El Mar Meridional de la China contiene grandes cantidades de una sustancia similar al hielo en sus profundidades. Recientemente se extrajo de ahí una muestra importante del denominado “hielo combustible”, una labor extremadamente compleja hoy en día.
Este hielo inflamable es una mezcla helada de agua y gas. Oficialmente conocidos como hidratos o clatratos de metano, se forman a temperaturas muy bajas, en condiciones de presión elevadas. Pueden encontrarse en sedimentos bajo el lecho marino así como también bajo el permafrost (capas de hielo permanente), en tierra.
Pese a la temperatura extremadamente fría en la que se encuentran, estos hidratos son inflamables. Si le acercas un encendedor, el gas encapsulado dentro del hielo hará que se forme una llama. Asimismo, cuando se reduce la presión o se eleva la temperatura, tales hidratos se descomponen en agua y una gran cantidad de metano. Un metro cúbico de dicha sustancia libera unos 160 metros cúbicos de gas, lo cual significa que es un combustible de gran intensidad energética.
Investigadores creen que los hidratos de metano tienen el potencial de convertirse en una fuente de energía revolucionaria que podría ser clave para suplir las necesidades energéticas del futuro. Existen grandes depósitos bajo todos los océanos del globo, sobre todo en los bordes de las plataformas continentales. Se estima que hay hasta 10 veces más cantidad de gas en los hidratos de metano que en el esquisto.
Actualmente, varios países están tratando de buscar la manera de extraerlos de una manera segura y rentable. El problema, sin embargo es que hacerlo es extremadamente difícil consume mucha energía.
El peligro potencial es que el metano se escape, y eso podría tener consecuencias graves para el calentamiento global, ya que se trata de un gas con un impacto potencial sobre el cambio climático mucho más elevado que el dióxido de carbono.